Las entidades de salud mental que han participado en la reunión celebrada en Zaragoza sobre el abordaje de la esquizofrenia han apuntado la necesidad de que exista mayor coordinación socio-sanitaria, más educación psicoterapéutica y más recursos económicos para la investigación en salud mental. Igualmente, reclaman trabajar más desde la prevención, humanizar la asistencia y fortalecer la relación con los profesionales sanitarios.
La capital aragonesa, durante dos días, ha acogido la reunión del Grupo de Reflexión “Dimensiones en el abordaje de la esquizofrenia”, organizado por la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (ASAPME), con el apoyo del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS-Aragón) y Janssen.
Entre otras cuestiones, las entidades participantes han apuntado la necesidad de que prevalezcan las evidencias científicas y el conocimiento cuando se habla de enfermedades mentales.
Asimismo, se ha hablado de la información como herramienta de difusión, la necesidad de ser proactivos en los medios de comunicación para dar a conocer la realidad de las personas que viven con una enfermedad mental, facilitando información clara, comprensible y veraz.
Precisamente, la falta de información puede llegar a producir un retraso en el diagnóstico o detección de una enfermedad como la esquizofrenia. Desde las asociaciones creen que sería necesaria más información entre los adolescentes y sus familias, aprender a reconocer síntomas y no ocultar la existencia de problemas.
Por otra parte, han subrayado la importancia de trabajar con la población y con los grupos de riesgo desde la prevención con diferentes tipos de actividades dando a conocer la influencia que las condiciones ambientales pueden tener en el desarrollo de enfermedades como la esquizofrenia. Así, han mencionado el consumo de cannabis de manera habitual antes de los 15 años, el estrés, las situaciones traumáticas o determinadas situaciones que implican un cambio en la vida.
En cuanto a la mejora de la atención a pacientes, se ha puesto de manifiesto el trabajo que está pendiente para que exista una promoción de la autonomía del paciente, eliminar el autoestigma y la sobreprotección, tanto por parte de las familias como de los profesionales. Y en cuanto al empleo, hay que creer que las personas con un problema de salud mental, siempre que sea posible, pueden trabajar para tener una vida plena.