En la próxima Navidad darán comienzo en Cáritas a una Campaña de sensibilización centrada en la necesidad de la esperanza. Hace poco afirmaba el Papa Francisco: “¡No os dejéis robar la esperanza!” Vivimos unos tiempos en que es preciso alimentar, personal y socialmente, la necesidad de mirar al futuro con la decisión firme de construir entre todos una sociedad donde las personas puedan vivir con dignidad. Los cristianos sabemos, como insistía Juan Pablo II, que estamos llamados a construir una “civilización del amor”, una sociedad y un reino nuevos a los que nos debemos sentir invitados y urgidos.
La crisis actual ha tocado a la estructura misma del sistema económico, hasta convertirse en una auténtica crisis de valores. La realidad social se ha transformado en estos años, generando una mayor vulnerabilidad en las familias y una exclusión más intensa para quienes ya estaban en los márgenes. Un modelo de sociedad que extiende la pobreza y la desigualdad. Se constata también, en parte, indiferencia e insensibilidad en quienes ostentan la responsabilidad política, en todos los niveles. Quienes gobiernan no han reaccionado en estos años de forma ágil y pronta ante lo que constituía una auténtica epidemia social.
Como ha hecho siempre, Cáritas denuncia la pérdida de derechos que han sufrido tantas personas y, al mismo tiempo, abre caminos de solidaridad y de fraternidad. Animamos la caridad –el amor de Dios- en nuestras comunidades cristianas y hacemos una siembra de sensibilidad en la sociedad entera, conscientes de que ninguna persona es auténticamente humana sino es sensible a las necesidades y problemas de los otros.
En medio de estos tiempos tan duros, en Cáritas han visto claros signos de esperanza, como la llegada de muchos nuevos voluntarios, que se han querido sumar a esta tarea, así como la generosidad de tantas personas dispuestas a compartir lo suyo –sea mucho o poco- con quienes no tienen casi nada. Nuestra Cáritas pudo acompañar en 2012 a 5.122 familias que estaban en situación de pobreza gracias al esfuerzo de 1.236 voluntarios y de los trabajadores de la institución, contando siempre con la generosidad de 7.080 socios. Gracias a todos ellos se va abriendo camino esa civilización del amor que se basa en el mandamiento nuevo de Jesús.