Un golpe de realidad en cada sorbo de café

Ante todo son mujeres. Y sobre todo, trabajadoras. Aunque la historia, la sociedad, las mafias, las grandes corporaciones, el mercado y especialmente una sutil, pero poderosísima tradición machista, se lo quiera impedir. “En mi país era prácticamente imposible plantearse trabajar la tierra hasta hace bien poco y aún hoy, por el mero hecho de ser mujer no tenemos derecho ni a una mínima parcela para producir café”, comenta Eva Pineda, de Aldea Global, de Nicaragua, una cooperativa que ha conseguido convertirse en productora de café de comercio justo, así como “formar e informar a las mujeres sobre sus derechos”, un esfuerzo que impregna cada sorbo de café que producen y que el consumidor debería tener en cuenta.

Como Eva, Eranga Samarakoon de Sri Lanka y Armanda Moreira de Cabo Verde, cooperativistas y productoras de este tipo de alimentos, se encuentran en Galicia para instar a la reflexión particular y pública del papel de la mujer como productora y consumidora de alimentos, la soberanía alimentaria como derecho de los pueblos y el comercio justo como herramienta de lucha contra la desi­gualdad social y de género.

 JOVEN, ANALFABETA Y RURAL

Su iniciativa se enmarca dentro del proyecto Las mujeres alimentan el mundo de A Cova da Terra, Panxea, Taller de Solidariedade, Amigos da Terra, Intermón Oxfam, Axuda en Acción y Solidaridade Internacional de Galicia que culminará con el Encuentro Internacional de Mulleres que se realizará hoy y mañana en el Auditorio Municipal de Lalín y donde seguramente encontrarán multitud de sinergias con las agricultoras, ganaderas, marisqueiras y otras profesionales del rural gallego.

En el caso de Eranga con una cooperativa de té, Biofood, donde sólo trabajan mujeres en un ámbito, un mercado y un negocio exclusivo de hombres. Y con grandes dificultades, que, matiza, “se extienden a cualquier producción que se salga de lo establecido como falta de apoyo administrativo, tecnológico, o comprensión de los mercados”.

Para ellas Biofood ha supuesto una oportunidad de que muchas mujeres “puedan acceder a mejoras laborales o educativas, conocer los derechos que nos amparan o tener una oportunidad digna de vida al introducirnos en el mercado” porque como asegura, al igual que Eva, “la mujer pobre es la más pobre de los pobres”. “De ahí la importancia de utilizar productos de comercio justo” añaden, “ya que el consumidor sensibilizado es consciente de que puede cambiar la vida de las productoras y los productores de alimentos”.

Fuente: SURALIA

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.