Asamblea de Cáritas

En la exhortación “Iglesia, servidora de los pobres”, aprobada en la última asamblea plenaria del episcopado, los obispos de España urgen a defender los derechos económico-sociales de las personas, como el derecho al trabajo digno, a la vivienda, a la salud y a una educación en igualdad y libertad. En esa línea, Cáritas siempre ha trabajado por la justicia y desde el 2008 lo hecho en medio de una profunda crisis. A pesar de ahora que se apuntan en la coyuntura económica signos de mejoría, hay que ser conscientes de que muchas personas  no pueden esperar. La recuperación no está llegando a los más pobres  y vulnerables. Desde hace tiempo hablamos de una pobreza crónica, ante el elevado número de familias que no encuentran empleo. Bastantes de ellas no cuentan con ningún tipo de ingreso.

El aumento de las desigualdades y de la exclusión social hace que muchas familias atraviesen por serias dificultades. Los obispos insisten en que “hasta que no se haga efectiva en la vida de los más necesitados la mejoría que los indicadores macroeconómicos señalan, no podremos conformarnos”. Setenta entidades se han adherido a la declaración conjunta de varias organizaciones de la Iglesia española, entre ellas Cáritas, en la que se reclama “Un trabajo decente para todos”. Se trata de luchar contra las causas  del empleo precario, el desempleo  juvenil y la falta de derechos laborales, resultado de un sistema económico “que pone el beneficio por encima de la persona y en el que la persona se convierte en objeto de mercado”.  Reiteradamente el Papa Francisco ha condenado esa visión economicista que descarta a los más débiles, como los pobres y los ancianos. En la “Laborem Exercens”, el  Santo Padre Juan Pablo II  ya recordaba “la decidida primacía del trabajo del hombre sobre el capital”.

Al existir un déficit de trabajo digno y de protección social, se está fomentando el número de trabajadores pobres, que en España se sitúa en torno al 12,5% de las personas que trabajan. Por eso, las organizaciones católicas instan a que el acceso a un trabajo decente sea una meta prioritaria de las políticas públicas y de las organizaciones sociales, empresariales y sindicales. Promover un trabajo digno es esencial para luchar contra la creciente desigualdad social, lo que supone apostar por un nuevo modelo económico y de convivencia donde las personas vean recocido su derecho a trabajar.

Cáritas de Aragón presenta su Memoria de Empleo que recoge las acciones desarrolladas por las seis Cáritas Diocesanas de nuestra Comunidad. Un esfuerzo conjunto de voluntarios, trabajadores de Cáritas y de los propios participantes en los programas, una participación que supone el compromiso de no perder la esperanza y seguir apostando por el trabajo como elemento esencial para salir de la exclusión social. Cáritas Española informaba recientemente de que casi el 20% de las personas que han pasado por los programas de empleo de todas las Cáritas Diocesanas han conseguido incorporarse al mundo laboral. Sin duda, es un motivo de profunda esperanza.

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